Por Luís Cabo.

En el inteligente, sutil y fascinante juego del mus, las 4 cartas que tengas en tus manos, por sí solas, no te garantizan gran cosa. Depende y mucho, entre otras cosas, de la situación de la partida, del tanteo del momento y de la personalidad y semblante del jugador y su pareja de juego para que los rivales te consideren temible o farolero, especialmente cuando lanzas un órdago.

Este pasado miércoles 24 de abril, el Presidente Sánchez comunicó “urbi et orbi” su decisión de suspender sus obligaciones y darse unos días de reflexión para decidir si sigue o no al frente del Gobierno.  Para ello utilizó una carta dirigida a la ciudadanía del país. Tras considerar necesario apelar a la sensibilidad humana revelando su profundo amor a su esposa, apareció el verdadero Pedro Sánchez, el que ya conocemos. Situó toda la responsabilidad de esa auto-provocada crisis de Estado en la voracidad política de sus adversarios, omitiendo señalar una tozuda e innegable realidad: es la investigación judicial del muy ramificado “caso Koldo” la que está sacando a la luz las actividades de su mujer, lo que ciertamente aprovecha un “sindicato” ultra-reaccionario en busca de notoriedad que, ya en su día, actuó contra Urdangarín o contra Rodrigo Rato, y que en este caso también ha conseguido la admisión a trámite de su denuncia judicial.

De modo que victimizarse y rasgarse las vestiduras por la utilización política que, implacablemente, se hace  del “caso Begoña” resulta cuando menos bastante cínico, ya que se trata de alguien que, además de contribuir notablemente a polarizar y encanallar el tono del debate político, además alimenta esa forma de combatir a sus adversarios. Recuerdo que ha lanzado a todas sus tropas, no menos implacablemente, a desprestigiar públicamente a determinados/as responsables políticos utilizando básicamente la revelación pública de irregularidades vinculadas a sus parejas.

No. No creo que la reacción de Sánchez se deba sólo a un impulso sentimental. Claro que  influye la delicada situación de su mujer, tanto que su tan desorbitado chantaje puede estar persiguiendo condicionar las posibles instrucciones judiciales que pudieran afectarla. Sin embargo, es muy difícil creer que actúe sólo por impulsos de carácter sentimental, ya que ha demostrado que es capaz de fulminar fríamente, sin escrúpulos y sin inmutarse, a sus más estrechos y fieles colaboradores a fin de subsistir políticamente (Iván Redondo, Carmen Calvo, José Luis Ábalos, etc).

Sin duda, intervienen otros factores, relacionados con asuntos que fácilmente pueden situar a Pedro Sánchez en disparaderos políticos y electorales ciertamente complicados, y ante los que un órdago o chantaje político y emocional tan espectacular puede servir para difuminar y aliviar sus consecuencias políticas.

Y es que este Presidente del Gobierno debe estar percibiendo que su gestión política va camino de colapsar irremediablemente. Se juntan desde una ley de “Amnistía a la carta” para Puidgemont y demás separatistas, masivamente rechazada por la gran mayoría y los evidentes recelos que despierta en la UE, así como sus previsibles dificultades de aplicación real, hasta el trato de privilegio para el  Nacionalismo Vasco y Catalán, en clamoroso detrimento de todas las demás Comunidades del país, pasando por las insistentes sospechas que emite Bruselas respecto de la utilización de los cuantiosos fondos UE, o los casos de corrupción política que en este caso le rodean (Tito Berni, Koldo, Rubiales, RFEF y la sorprendente pasividad del CSD), o la cascada de reveses electorales y su evidente responsabilidad en el auge de las derechas, incluidas las separatistas, o lo que resulta muy revelador: su espectacular anuncio se produce en el día que se conoce la reapertura del Caso Pegasus, un caso que amenaza seriamente con desvelar los auténticos y hasta hoy inconfesos motivos por los que Pedro Sánchez, del día a la mañana, se rindió a los intereses del monarca alauita, traicionando la noble causa del pueblo saharaui.

Todos esos asuntos, a los que sin duda cabría sumar la crítica situación social que afecta a la gran mayoría de la Juventud y de la clase trabajadora del país (paro, precariedad, vivienda inasequible, carestía, pobreza, desigualdad, exclusión social, inseguridad, etc) son los que una tan sorprendente decisión persigue  difuminar en el recuerdo público, de modo que se aminoren sus posibles consecuencias políticas, al tiempo que, tras las Europeas de junio, no se resienta en exceso su trabajada proyección como líder global.

De momento, su órdago está consiguiendo lo que a buen seguro perseguía. La maquinaria se puso en marcha. Desde Evolé hasta Almodóvar y determinadas cúpulas sindicales, pasando por los líderes de SUMAR y de lo que queda de IU y del PCE, sin olvidar a Zapatero y demás incondicionales orgánicos, todos aspiran a emular la heroica gesta de los hombres del Capitán John Miller en la salvación del soldado Ryan.  En una febril exaltación partidista, no dudan en recrear el pavoroso clima guerra-civilista que la Transición del 78 empezó a dejar atrás. Llaman a detener un supuesto “Golpe de Estado contra la Democracia promovido por la “fachosfera política, empresarial y judicial”, y al grito de ¡ a  por ellos, No Pasarán !

Aún a riesgo de equivocarme, me temo que lo que realmente persigue Pedro Sánchez es volver, pero no en las mismas condiciones, sino volver con plenos poderes. Ya no le basta con haber colocado a sus incondicionales en todas las empresas y Organismos públicos que dependen del Gobierno (Tribunal Constitucional, Fiscalía General del Estado, RTVE, agencia EFE, CIS, INE, CNMV, SEPI, etc,etc).  No le basta con disponer – caso único en Europa –  de un Ministro-gendarme a lo Joseph Fouché, con competencias directas sobre los tres poderes del Estado. No le basta con todo eso, sino que además parece necesitar aún mayor control del mundo de la Comunicación social, redes incluidas, del universo financiero y empresarial, del Poder Judicial, de los contenidos de la actividad educativa y cultural, etc, etc, hasta considerar, si resultase necesario, ciertas reformas de conveniencia en algunos aspectos del vigente sistema electoral.

La trampa está en que todos los que no opinamos como él somos catalogados como “la fachosfera” – o sea fachas o ingenuos cómplices de los fachas – a la que obviamente conviene destruir políticamente. Tal falsificación del desapego político y de la contestación social pretende que el grueso de la población termine aceptando un estado de monopolio del poder. Es el camino que conduce a un neo-totalitarismo, supuestamente de izquierdas y progresista”.

Salvo que ya no cuela. En tan convulsa situación, juntar en Madrid, según su propio Delegado de Gobierno, a 12.000 personas en apoyo a Pedro Sánchez resulta tan  pobre como ilustrativo.

Poco después del mayo francés, en abril de 1969, el General De Gaulle, que no sabía que el mus existía, retó a la ciudadanía francesa con aquel soberbio y totalitario desafío: “o yo, o el caos”. Amenazó con dimitir de Presidente de la República si no ganaba el Referéndum convocado para asuntos relacionados con la estructura territorial del país. El 53% de los votantes le dijo que NO. Dimitió y se marchó.

Ignoro si Pedro Sánchez sabe jugar al mus, pero mi impresión es que no tardará mucho en sufrir la misma suerte que el General, pero sin dejar, ni por asomo, la misma huella histórica.

Madrid, 28 de abril 2024.

Fdo: Luis Cabo.

Militante comunista que ingresó al PCE en 1963 (promoción Julián Grimau).

Ex- dirigente del PCE, de IU y ex-candidato al Senado por Madrid (1996).

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